miércoles, 21 de septiembre de 2011

Tunos ó Amarrabollos (planta)

Amarrabollo - Meriania nobilis ImprimirE-Mail
De la familia melastomatáceas
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Esta familia tiene un gran valor ornamental debido al atractivo de las flores y al porte y follaje de muchos árboles y arbustos que pertenecen a ella. Los Tunos pueden considerarse como una de las Melastomatáceas más vistosas. Originario de los bosques húmedos de montaña, principalmente en las cordilleras Central y Occidental, ahora es muy cultivado en parques y jardines por toda la región de Bogotá y sus alrededores.

Hojas brillantesLas grandes hojas del amarrabollo constituyen uno de los atractivos de esta planta ornamental. Las hojas tienen el diseño típico de las Melastomatáceas, con varias venas curvas que corren a lo largo, paralelas a los bordes, y una serie de venas más pequeñas. Destaca mucho el brillo de estas hojas y la presencia de una especie de “aletas” que conectan una con otra las hojas opuestas.

FloresLos Tunos tienen flores grandes y cuando recién se abren, tienen un tono algo rojizo y se van tornando moradas al envejecer. Los estambres, con sus vistosas anteras amarillas, están todos ordenados en un mismo extremo de la flor. Poseen una textura gruesa y suave, como si estuviera hecha de cera.
FICHA CIENTÍFICA:
CLASIFICACIÓN Y NOMBRESFamilia: Melastomataceae
Nombre científico: Meriania nobilis Triana

DIMENSIONES
Altura máxima reportada: 15 m
Diámetro máximo del tronco a la altura del pecho: 30 cm

FAUNA ASOCIADAFlores visitadas por abejas silvestres (Apidae), que recogen polen de sus estambres.

DISTRIBUCIÓNEspecie endémica de Colombia, nativa de las cordilleras Central y Occidental, donde crece entre 1900 y 2900 m. Introducida en la cordillera Oriental.

ESTADO DE CONSERVACIÓNNo se la considera una especie amenazada.

USOSEspecie ornamental, apropiada para jardines y parques.

 

Los Tunos...Qué es y qué se puede hacer en el :)

El parque natural los tunos se encuentra en el kilómetro 11,7 vía Mesitas del colegio, vereda el Arracachal, desde donde hay una excelente vista y un grandioso cambio de ambiente, es bueno salir de la ciudad; dejar de ver padimento y postes y observar pasto y árboles, es una muy buena experiencia natural y divertida a su vez. Incluye caminatas, actividades lúdicas, pruebas en circuitos, charlas ecológicas, camping o alojamiento.





LEYENDA DE BOCHICA

La historia de esta leyenda, cuenta que en época de los Chibchas, durante días y noches llovió tanto que se arruinaron los cultivos; las casas se vinieron al suelo, y se mojaron tanto que lo mismo servía tener techo de palma o no.
El Zipa, quien comandaba todo el imperio Chibcha, y los caciques, que eran como los capitanes o gobernadores de los poblados de la sabana, se reunieron para buscar una solución, pues no sabían qué hacer y el agua seguía cayendo del cielo en torrentes. Se acordaron entonces de Bochica, un anciano que no era de su tribu y quien había aparecido de repente en un cerro de la sabana.
Dicen que era alto y de piel colorada, con ojos claros, barba blanca y muy larga que le llegaba hasta la cintura. Vestía una túnica también larga, sandalias, y usaba un bastón para apoyarse. Él les había enseñado a sembrar y cultivar en las tierras bajas que quedaban próximas a la sabana y a orar. Cuando se iniciaron las lluvias, Bochica estaba visitando el poblado de Sugamuxi (hoy Sogamoso), en donde había un templo dedicado al Sol.
Los chibchas decidieron llamarlo, porque pensaron que Bochica era un hombre bueno que podría ayudarlos, o todo el imperio se acabaría a causa de la gigantesca inundación. El anciano dialogó con dificultad con los caciques, pues no dominaba su lengua, pero se hacía entender y le comprendían bastante. Se retiró a un rincón del bohío que tenía por habitación, rezó a su dios, que decía era uno solo. Luego salió y señaló hacia el suroccidente de la sabana.
Cuentan además, que cientos de indios organizaron una especie de peregrinación con él. Se detuvieron después de varios días en el sitio exacto en donde la sabana terminaba, pero las aguas se agolpaban furiosas ante un cerco de rocas. Los árboles enormes y la vegetación selvática frenaban la furia del agua.
Bochica, con su bastón, miró al cielo y tocó con el palo las imponentes rocas. Ante la sorpresa y admiración de unos y la incredulidad de todos, las rocas se abrieron como si fueran de harina. El agua se volcó por las paredes, formando un hermoso salto de abundante espuma, con rugidos bestiales y dando origen a una catarata de más de 150 metros de altura. La sabana, poco a poco, volvió a su estado normal. Y allí quedó el "Salto del Tequendama". Dicen que Bochica, tiempo después, desapareció silenciosamente como había venido.